Los que no tenían poder y se habían quedado en la escala más baja no se les dio misión ni poder. Ellos formaron un grupo y fueron a hablar con el primero de todos, le contaron sus problemas y el rey les dio un poco de su energía, cogió sus espíritus y los trasladó a cuerpos materiales: los primeros hombres.
Estos hombres eran andróginos, no podían tener descendencia. Cuando morían el rey tenía que volver a usar su energía para colocar de nuevo los espíritus en el cuerpo. Eso le llevaba mucho tiempo y gasto de demasiada energía y se debilitaba. Pensó en cómo solucionarlo, el tenía la llave que abría y cerraba los límites.
Pensó en separar los sexos, pero se enfadaron y él contestó que no tendrían cuerpos para sus espíritus porque ahora sólo haría cuerpos con sexos definidos. Pero al rebelarse contra él nunca podrían ser ni hombre ni mujer, su espacio sería las tinieblas.
Estos grupos se les llamó quiumbas, espíritus sin luz y perjudican a las personas.
Esto sería la breve historia del origen de Eshú en esta religión.
Es su principal dios y es la energía que está en la naturaleza, el mensajero de los hombres a los Orishás. De esta fuerza emergerán los demás, espíritus que una vez estuvieron de pasaje por este planeta y envueltos en energía evolucionan para llegar a planos superiores, tratando de que esta etapa que les toca vivir sea de mucha luz espiritual para así de esa forma poder lograr la evolución que están buscando. Por eso encontramos dentro de la Kimbanda un organigrama donde vemos la función y el lugar que ocupa cada uno.
La Kimbanda surge a principios del siglo XX, la macumba primitiva se transformó en hechicería y ésta en la Kimbanda. Su base es Eshú como elemento de la naturaleza que forma parte de un todo. Es el culto a él como dueño de la tierra, comunicador con los Orishás y el que está más cerca del hombre.
En un principio hablar de Kimbanda era hablar de policía astral, retiraba todo lo que pudiera perturbar a los humanos.
