
– Ser libre de escoger entre lo bueno y lo malo.
– Conocimiento de todo y memoria de todas las cosas a partir de su nacimiento y pudiendo enriquecerse su sabiduría con sus experiencias propias.
– Poder crear seres precipitando su propia energía sobre la materia sin vida.
– Poder viajar en el tiempo.
– Entender a todas las criaturas.
– En caso de necesidad podrá dividirse y crear seres parecidos a él pero inferiores en poderes y facultades.
Eso sería el origen de nuestro Eshú de Kimbanda.
Tenía la misión de recorrer todos los espacios a los que Nzambi no podía llegar, sobre todo en las zonas donde Reina la nada y la oscuridad. Había sido hecho de un color rojo oscuro, que contenía un montón de partículas en movimiento, brillantes como teas, esto le permitía estar en cualquier espacio de luz u oscuridad, su color es su vida.
Cuenta la leyenda de su origen que cuando se vio con poder decidió coronarse rey de las zonas oscuras y prescindir de Nzambi.
Tenía el poder para crear y creo 7 seres de sí mismo con sus mismos poderes y facultades pero en menor grado, que son 7 Reinos:
– Rey de las 7 Encrucijadas
– Rey de los 7 cruceiros
– Rey de las 7 liras
– Rey de la Calunga
– Rey de las almas
– Rey de las matas
– Rey de la playa
Cada uno de estos Reinos los dividió en 7 territorios y cada uno de los reyes en 7 partes para poder estar en todas partes.
El poder de Eshú para dividirse tenía como consecuencia que cada una de las partes nuevas que se iban separando tenía personalidad nueva. Cada vez que nacía uno de ellos se dividía en 7.
Los primeros 57 fueron los más poderosos y pasaron a ser los jefes de todos los demás. Ellos les dieron los nombres a todos los que tenían energía suficiente para llevar el nombre de Eshú y les dieron misiones dentro del territorio.
